DISCULPAS Y REFLEXIONES
(19/Mayo/2008)
   
 

La no aprobación en el parlamento de la modificación de la Ley del Vascuence, al no conseguir la mayoría absoluta necesaria de 26 votos por no encontrarme presente, requiere por mi parte realizar la siguiente petición de disculpas y trasladar algunas reflexiones.


 


 En especial quiero dirigirme a los ciudadanos de los pueblos, cuya ubicación fuera de la zona Mixta iba a ser modificada el pasado 8 de Mayo y no lo fue por mi ausencia. Igualmente al conjunto de la sociedad Euskaltzale, que aún siendo una modificación parcial ven y esperan con ilusión dicho cambio.


 


Disculpas a todos los ciudadanos/as que sin tener por qué conocer los detalles de mi ausencia, y habiendo recibido exclusivamente el machaque interesado, se han sentido molestos y han censurado mi ausencia. En especial a todas aquellas personas que dieron el voto a Nafarroa Bai y,  por consiguiente, también a mí mismo.


 


También y especialmente a Aralar y a Nafarroa Bai, que han sufrido y soportado las consecuencias y el deterioro en su imagen por una decisión cuya responsabilidad es únicamente personal mía. 


 


Reconozco la absoluta legitimidad y autoridad del Parlamento, su Mesa y Junta de Portavoces para incorporar al orden del día de un pleno cualquiera de los puntos que pendientes de tramitación, estime oportuno. Mucho más si es una modificación de la ley del Vascuence, durante tanto tiempo demandada.


 


Desde mi defensa he de decir que no podía prever que  la  Proposición de Ley fuera tratada en el único pleno en el que me he ausentado. La modificación de la Ley del Vascuence estaba en trámite parlamentario desde finales del 2007. Su pase a pleno era una incógnita que no podía ser prevista, cuando el viernes 18 de Abril inicié mi viaje. Fue el lunes 21 cuando la Junta y Mesa incluyeron dicho punto.


 


La incorporación al orden del día del pleno se hace con el conocimiento de que no se disponía de la mayoría absoluta requerida para aprobarla, pues mi ausencia era conocida por la totalidad de los grupos.


 


Sabiendo que no saldría aprobada fue decidida su incorporación,  por lo que cabe preguntar sobre el sentido de todo lo ocurrido. Sobre el sentido de forzar una votación que no saldría y que como, afortunadamente así ocurrirá, tendrá que volver a ser tratada.


 


En interés exclusivo del cambio de la ley, este punto no debería haber sido debatido en el pleno del día 8 de Mayo. Conociendo mi incorporación en el pleno del día 22 el resultado de su retraso hubiera sido más beneficioso del habido y su aprobación más rápida de lo que lo será al final.


 


Lo ocurrido es sin duda una oportunidad bien aprovechada. En primer lugar, por quienes sobre todo están en contra del cambio de la Ley del Vascuence y hecho para ensuciar su modificación. También buscando el desgaste de Nafarroa Bai, alternativa que les ha cuestionado su estatus y que amenaza su continuidad al frente de esta Comunidad. En tercer lugar, y por la desproporción y virulencia, parece que no menos importante, el desprestigio personal mío. Sorprende más, y también duele más, la facilidad o complejos con los que otros se dejan arrastrar o suman a los coros  promovidos por los intereses rancios de esta comunidad, con el único beneficio de quizás resolver diferencias políticas o personales de tercer orden, sin percatarse que el ataque, centrado contra mi persona, tiene una dimensión, moralina y falsa ética que nos abarca a todos. 


 


Esta reflexión no me hará perder la capacidad autocrítica necesaria para reconocer que todo ello ha sido posible por una sola razón, que yo he sido quien ha abandonado mi actividad parlamentaria durante este tiempo. Este hecho es el que ha permitido el aprovechamiento y desarrollo de dicha campaña.


 


Resulta evidente que una vez encontrada la justificación necesaria, la tramitación de la modificación de la Ley del Vascuence, única en tramitación que requería mayoría absoluta, los argumentos utilizados contra mi persona  han sido los de: abandono de mis funciones como parlamentario porque cómo  cobrando cincuenta mil euros y teniendo tres meses de vacaciones puedo irme un mes en periodo de sesiones. NIEGO LA MAYOR. No dudo que sean los argumentos idóneos para lograr un desprestigio personal, pero lo niego ahora y lo habría negado sin irme de vacaciones, como por ejemplo, ocurrió el año pasado.


 


Vender a la sociedad, hacer campaña mediática, medir a todos los políticos por igual y hacerlo exclusivamente por  los parámetros establecidos en un reglamento, que regula sólo la actividad institucional y de periodo de sesiones, es falso. No solamente es falso, es además una regla de medir hecha para ubicar la actividad parlamentaria y a los parlamentarios como una casta aparte, lejos de la ciudadanía, sometidos a reglas  y privilegios  diferentes  del resto de trabajadores. Modelo por cierto que encaja en los deseos de la derecha. Nunca me he identificado y nunca lo haré. Nunca me he acogido a esos privilegios y no les daré a quienes me atacan legitimidad para que me juzguen en base a ellos.


 


Bien es cierto que el Reglamento estipula los periodos de sesiones  parlamentarias dejando enero, julio y agosto inhábiles. Igualmente, y esto es más grave, no obliga a los/as parlamentarios a presencia en el parlamento, salvo para comisiones o plenos, funciones que quedan cubiertas con 2-3 días  a la semana y no más de 3-4 horas al día. Quizás este sea el modelo a defender por quienes con tanta virulencia han atacado mi ausencia. No es mi modelo, no el de Aralar y tampoco el de la mayoría de Nafarroa Bai. Quienes han impulsado esta campaña saben y además es comprobable cómo entiendo mi compromiso institucional y de representación con la sociedad.


 


Más allá del calendario oficial, todos los días de la semana durante muchas horas diarias llevo trabajando mis cinco años de parlamentario  acudiendo al parlamento. Jamás en mis cinco años de parlamentario he tenido tres meses de vacaciones.  La actividad, iniciativas, temas que he tramitado, y que por número, volumen e importancia estoy dispuesto a comparar con cualquier parlamentario son consecuencia de infinidad de reuniones, relación, de presencia en pueblos y contactos con movimientos sociales, asociaciones y personas. Detrás de cada iniciativa o propuesta hay otra reivindicación y problemática no atendida por estos grandes defensores de  este modelo de privilegios reglados y que,  por supuesto,  no contemplan este tipo de actividad.


 


Admito mi responsabilidad por las consecuencias de mi ausencia pero quien quiera acusarme de falta de trabajo, compromiso o actividad parlamentaria miente. Miente y para ello falsea u oculta una realidad fácilmente comprobable. Basta mirar el Registro del parlamento o leer el Boletín de Sesiones.


 


No pasaré por alto otro argumento utilizado, este si es real, como es el de cobrar mas de cincuenta mil euros como parlamentario. No sé si es mucho o no. Seguramente lo será, sobre todo si lo comparamos con la gran cantidad de mil euristas que hay en Navarra. Siempre he sido transparente cuando alguien me ha preguntado cuánto cobra un parlamentario. Por el contrario, he sido muchos más discreto sobre las condiciones salariales con mi partido. Les puedo asegurar que descontados los gastos que supone estar todo el día en la calle queda para vivir, bien, pero para vivir.


 


Sí puedo asegurar que, ni yo mismo, ni otros cargos públicos de Aralar, ni de Nafarroa Bai acumulamos sueldos que repercutan en llevarnos más dinero a casa. Estaría bien que, con la misma intensidad demostrada contra mí, los medios de comunicación dedicasen  tiempo y espacio a hacer público el gran número de parlamentarios de UPN que acumulan cargos y sueldos de Alcalde y que escasamente se les ve por el Parlamento. Tampoco estaría demás hacer suma de sueldos y dietas pertenecientes a presencia en Consejos, Empresas publicas, Fundaciones, etc.., que con tanto cuidado y selección se reparten y con tanta gratitud y servidumbre se ejercen.


 


No negaré que de haber sabido las consecuencias, no habría planificado este viaje. Tampoco, que hoy no lo haría. Decir lo contrario me parecería una falta de responsabilidad. Dicho esto transmitir que el mismo lo planifique en octubre del 2007 y lo hice con el máximo de responsabilidad y naturalidad. Responsabilidad sabiendo que mi ausencia nunca debía repercutir en un abandono del trabajo y obligaciones parlamentarias. Que nunca debía suponer un freno a ningún tema en marcha. Para ello el Grupo Parlamentario de Nafarroa Bai asumió los temas que estaban en trámite y han sido defendidos exactamente igual que con mi presencia.


 


Naturalidad porque de igual manera que he aceptado mi condición de parlamentario, evitando que ello me cambiase mi vida diaria, mis relaciones de siempre o mis comportamientos, también veía con naturalidad poder hacer compatible con lo que para mis ha sido siempre mi mayor afición, la montaña. Quizás este equivocado o quizás mi visión de la política sea de otros tiempos, pero no encuentro justificación a considerarme diferente a aquellas personas con quienes comparto muchas cosas y esta vez la montaña. Si no es posible ejercer de parlamentario y hacerlo con la normalidad del resto de las personas, incluida la conciliación de la vida personal, algo falla.


 


Admito la sorpresa que me ha supuesto lo ocurrido. Admitiendo que mi ausencia sea motivo de crítica, de ninguna manera resulta comprensible ni proporcionada la reacción. Resulta de difícil comprensión entender que las vacaciones de un parlamentario sean el principal asunto de Navarra durante diez días. Sin ninguna duda veo una clara campaña contra mi persona. ¿Por qué tan grande? Alguien decía que, el nivel de uno lo marca la reacción de sus enemigos, me sorprende y casi me halaga comprobar tal derroche de esfuerzos y medios. También lo variados de los mismos. 


 


Esta campaña cocida a mis espaldas y quizás conocida de antemano por algunas de las personas que farisaicamente se despidieron de mí en el pleno del 17 de Abril, no puede explicarse si no es por mi actividad política y parlamentaria. Por mi forma de trabajar, por lo molesta de la misma para quienes están en el Gobierno y quizás por atreverme en temas delicados para ciertos intereses y estamentos de esta comunidad. Erróneamente quizás muchos crean pueden truncar, no sé qué proyección de futuro a la que no he aspirado y no tengo voluntad de postularme.


 


Mi formación política personal, mi ideología de izquierdas y mis ganas me piden rebelarme contra lo que sin duda ha sido una campaña de carácter estrictamente político. El objetivo, desgastarme personalmente y hacer daños a los proyectos que represento y defiendo. En cualquier caso y sobre todo me debo a las formaciones Aralar, en la que milito y ocupo cargo de responsabilidad y a Nafarroa Bai por la que salí elegido como parlamentario. Asumiendo la responsabilidad de lo ocurrido como de carácter exclusivamente personal, me pongo a disposición de ambas organizaciones para que resuelvan esta desafortunada situación pensando la solución más conveniente para el bien del proyecto de cambio para la sociedad Navarra que defendemos.


 


Finalmente mi absoluto agradecimiento a las personas que sufriendo la presión de la campaña y sabiendo de la gravedad y consecuencias de la misma, han mantenido la cercanía personal, y han valorado mi trayectoria de años de trabajo por encima de un hecho que tiene un grado de responsabilidad por mi parte y mucho de miseria política.


 


 


 


Txentxo Jiménez Hervás


 


Iruñea  20 /  05 / 2008